La Educación Física Digital
Os doy la bienvenida a este Blog. A partir de ahora, disponéis de una nueva forma de trabajar la materia de Educación Física. Para cualquier duda o consulta, podéis localizarme en la siguiente dirección de correo electrónico: luis.santos.ef@gmail.com
jueves, 24 de mayo de 2018
miércoles, 28 de febrero de 2018
jueves, 16 de noviembre de 2017
domingo, 30 de abril de 2017
sábado, 2 de abril de 2016
Johan Cruyff, carácter es
destino
Recuperamos la entrevista más
íntima al mito de fútbol, que ha muerto hoy 24 de marzo de 2016
Ha avanzado por la madeja del
tiempo forjando un estilo personalísimo y haciendo siempre lo que ha querido.
Cuarenta años después de su
llegada al Barça, algunos siguen llamándole Dios
“Nací justo después de la guerra,
en 1947. Un tiempo difícil. Mucha gente cercana había perdido a los suyos… Mis
padres tenían una tienda de frutas y verduras; empezábamos lo que podríamos
llamar una vida nueva en un barrio de la periferia de Ámsterdam. El campo del
Ajax estaba a dos minutos de casa. Mi juguete preferido era la pelota. Mi padre
murió cuando yo tenía doce años; enfermó del corazón –en el fondo lo mismo que
tuve yo–. Mi madre tuvo que vender la tienda porque no podía llevarla sola. No
recuerdo bien ese momento, soy sencillo de pensamientos, pero perder a mi padre
fue un problema enorme. Nos hacía mucha falta, en todos los sentidos. Era de
los pocos que, al tener tienda, conducía una furgoneta, y cuando íbamos a jugar
a algún sitio nos llevaba a todos los niños. Se notaba mucho su ausencia,
porque teníamos que coger la bicicleta. Mi madre empezó a trabajar en el Ajax
limpiando los vestuarios; iba a verla a menudo, y los jugadores me dejaban
jugar con ellos. Cuando pasé a profesional, con 16 años, no quise que siguiera
y ella buscó otra cosa. En aquellos años toda la gente del club me ayudó mucho.
Y aunque estaba muerto, con mi padre siempre tuve una relación perfecta”.
Lo dijo en el minuto 35 de la
entrevista. Bebimos agua. Me sudaban las manos, como ocurre cuando el
entrevistador sabe que ha llegado a una isla. Johan Cruyff continuó su relato.
“Hablo a menudo con mi padre.
Ante un problema le digo: ‘¿Estás de acuerdo o no estás de acuerdo?’, y cuando
me despierto sé lo qué voy a hacer. Un día le puse a prueba: ‘Yo creo que estás
ahí, aunque muchos piensan que estoy loco, porque estás muerto… ¿Por qué no me
lo demuestras y me paras el reloj?’. Me fui a dormir, y por la mañana el reloj
no funcionaba. Me dije: ‘Esto es absurdo’, y lo llevé a la relojería de mi
suegro. ‘Mira, ya funciona. Estaría un poco sucio’. Al día siguiente se había
parado de nuevo. Volví y le dije al técnico: ‘Eres súper malo’. Lo abrió para
revisarlo: ‘¡Qué raro, ahora ya está en marcha; está perfecto!’. Aquella noche
le dije a mi padre: ‘Te creo, sé que estás ahí, no hace falta que lo vuelvas a
parar’. Y las agujas se quedaron en paz”.
Nada de lo que vemos en el fútbol
sería posible sin la llegada, el carisma y el talento inigualable de
Johan", dice Pep Guardiola
Cruyff aparece en la sede de la Fundación que lleva su nombre
con un un jersey de cachemir italiano, da tres besos, responde a todo y se
blinda con una determinación salpicada por algún silencio tímido. Dice factbook
y twister, y por escucharle pronunciar quizás, servidora pagaría.
Debe ser la consecuencia de una filia familiar: a lo largo de los setenta, en
el comedor de mi casa, tuvimos dos héroes en la transición: Suárez y Cruyff. Mi
padre incluso sujetaba el cigarrillo como él. Logré entrevistarlo hace más de
veinte años, para la revista Woman, y le pregunté cosas como si le
gustaría entrenar a un equipo de fútbol femenino: “No, en absoluto. Que Dios me
libre de esa cruz”, me respondió.
Menos distante y más confiado que
en 1993, habla en tono bajo y con un batido de acentos cremosos. Con sus
famosos cinco idiomas my way.
Cuando vivía en Whasington DC, en
1980, tenía relación con Jimmy Carter y se convirtió en embajador de fútbol de
Estados Unidos. En su contrato se obligaba a grabar varios spots para
niños minusválidos y Downs, y justo en su vecindario tenía un niño con el
síndrome de Down que no podía jugar en la calle como los otros. Empezó a
visitar la casa de los Cruyff y éste le enseñaba a chutar, a cabecear…Hasta que
un día de verano, lo vio entrar en casa y se lanzó a la piscina. Ni su madre ni
nadie había podido meterlo en el agua, le aterrorizaba. “Y a partir de ahí
empezó a nadar”. Desde entonces Cruyff decidió compartir su seguridad, su
famosa “mentalidad positiva”. Esa fue la semilla.
A sus 66 años defiende a muerte
el binomio “deporte contra marginación”. La Johan Cruyff Foundation, creada en
1997, ha extendido sus tentáculos por todo el mundo: ha creado 190 campos, los cruyff
courts, muchos en medio de la nada; ha acogido a más 50.000 niños
discapacitados y ha acercado el deporte a otros 300.000 pequeños; ha fundado un
máster internacional en Gestión Deportiva, y su fe en que “los principales
mandamientos de la vida vienen del deporte” es inquebrantable.
Cuando el holandés volador llegó
a Barcelona en agosto de 1973 –el pasado año se cumplieron cuatro décadas–,
traía consigo un aire de modernidad europea, de libertad y flequillo. Era el
Cruyff de la adrenalina, veloz, altivo, respondón, tozudo, capaz de alternar
frases surrealistas y grandes verdades con y sin balón. Uno de los hombres más
atractivos entre los años setenta y los ochenta. Chulería rubia. Lo que ha sido
Mick Jagger en el rock, eso sí, sin haber pisado jamás un coffeeshop.
Cruyff no solo fue el mejor
jugador de su época, y uno de los mejores de la historia. Dicen que inventó
buena parte del fútbol moderno, tanto en el terreno de juego como en el de los
contratos, la publicidad y las broncas con los clubes.
“¿Quién te ayuda a ti chico?, me
preguntó mi suegro (Cor Coster) cuando nos conocimos.Y yo le respondí: “A mi no
me ayuda nadie”. Y me dijo que él se ocuparía.
En la junta me
preguntaron:“¿Quién es éste?” . “Bueno, este me ayuda a mi”,les dije. “¿Y por
qué te ayuda?”
- Vosotros tenéis 50 años, yo
tengo 17 y él también tiene 50 por lo tanto hay un poco de equilibrio.
- No, no, si él está aquí no
hablamos, me replicaron.
Y me despedí: “Si queréis algo a
partir de ahora hay que hablar con él”. Enseguida me llamaron. Entonces no
existía el manager, no existía nada de esto. Y nos hemos reído mucho
después…sin darnos cuenta inventamos el marketing, el renting...
Mantiene una estrecha relación
con grandes del deporte internacional, aunque hay un nombre que destaca por
encima de todos: Pep Guardiola,
el alumno que ha llegado más lejos, el favorito. Le pregunto a Guardiola qué ha
significado Cruyff en su vida deportiva y personal, y responde desde Múnich por
e-mail: “Nada de lo que vemos ahora y hemos visto en los últimos 15 o 20
años en el césped de un campo de fútbol hubiera sido posible sin la llegada, el
carisma, el talento inigualable de Johan. Imposible visualizar todo esto sin
él”.
Su hijo, también futbolista,
Jordi Cruyff afirma que Johan ha sido un gran padre “diferente y especial,
estricto, exigente, pero eso lo valoro mucho ahora porque siempre hizo que
sacara lo mejor de mi, que no me conformara ni me acomodara”. Le pregunto si la
sombra del padre ha sido muy alargada y Jordi Cruyff admite que ha sido difícil
ser su hijo. “De joven fue duro llevar la etiqueta de enchufado. Con la edad
fui madurando y ya no me importa lo pensarán los demás. Las cosas me han ido
bien dentro y ahora fuera del terreno de juego y eso me enorgullece a mi y a mi
padre".
El día anterior a nuestra
entrevista me cogió el teléfono Danny Coster, la mujer de Cruyff. Se conocieron
de muchachos, pertenecían a la misma cuadrilla. Los trench y las botas más chic
de la España de los ochenta, madre cien por cien holandesa –o como imaginamos a
las madres modernas holandesas- que mantienen unida una gran familia de hijos,
sus parejas y sus ex parejas, además de ocho nietos. He visto su boda en blanco y negro en YouTube,
parecen príncipes. En casa de la pareja se escucha a Diana Krall y Elton John,
se desayuna tarde y se respira calor –hijos, parejas, ex y ocho nietos– y
compromiso.
“Acabamos de llegar de Zara, como
cada año en diciembre; pasamos horas allí, y todos los vendedores imaginan que
tenemos unos nietos muy mimados, pero no compramos para ellos sino para quienes
más lo necesitan”, me confiesa ella. A punto de cumplir 45 años de matrimonio,
la hija de Cor Coster,
un vendedor de diamantes que se convirtió en manager del futbolista, es la otra
mitad de Johan Cruyff.
¿Qué significa Danny en su vida?
Es importantísima en todas las
cosas que hago, que muchas veces son problemáticas. Tiene una opinión muy
formada. Antes de empezar un proyecto tenemos casi batallas sobre si debo
hacerlo o no. Es muy fuerte y piensa muy bien.
¿Por qué no lleva usted móvil, ni
utiliza el e-mail?
Si alguien me busca, me
encuentra. Vivo con mucha intensidad, pero entre la actividad y el descanso
tiene que haber un equilibrio. Y con el móvil no es posible.
¿Hace tiempo que no tiene estrés?
No tengo estrés, no. Aunque me
encanta resolver problemas, me gustan los puzles y esas cosas; los he hecho
toda la vida. Si me encuentro un problema quiero saber cómo puedo resolverlo.
¿Le costó mucho dejar de fumar?
No. No he fumado nunca más. Pero
esas son cosas que en mi mente están claras: si se puede elegir bien; si no,
hay que olvidar.
¿Y ha hecho meditación,
yoga, ayurverda?
Siempre he hecho todo. Pruebo
todas las cosas nuevas, y luego sigo o no, desde energías, spas o ayurveda.
Además, he visto operaciones de todo tipo, de cerebro, de cadera, de rodillas,
de tobillos… Esto surgió un día en que un amigo me dijo “Ostras, ¿ y si el
doctor se equivoca de rodilla?” , estaba tan obsesionado que me ofrecí a entrar
en el quirófano con él y “vigilar” al doctor. Y así empezó la cosa, y fui
entrando con uno, con otro….
¿El deporte salva?
Sabemos que quien es un líder
para lo malo también puede serlo para lo bueno; solo depende del ámbito. Y con
nuestros campitos, por ejemplo, les enseñamos esto. Organizamos torneos, y un
torneo significa que hay que invitar a otros equipos, que hay que ir al
supermercado, hay que poner un poco de música… hay que organizarlo todo. Tienes
que ir a la policía para que ese día te ayuden a organizarlo; y, en vez de que
la policía les busque a ellos, son los chicos los que buscan a la policía, lo
que hace que los malos hábitos bajen una enormidad. Nosotros seguimos el método
Montessori, usamos su conocimiento y lo traspasamos a lo nuestro, al deporte.
Todo el mundo ve el deporte como tiempo libre, pero no lo es. Es educación y es
crear. Porque en el deporte, en líneas generales, está la vida. Nosotros
tenemos 14 mandamientos –hay que hacer las cosas juntos (ganar juntos y perder
juntos), hay que intentar cosas, hay que respetar al contrario, hay que…– que
sirven totalmente para la vida y que vienen del deporte”.
¿Cómo se ata los cordones cada
día sabiendo que es un mito?
Sobre todo, no hay que pensarlo,
aunque a veces me sorprende que la gente sepa más de mí que yo mismo. Dicen que
me conocen más de cuatro mil millones de personas.
Me han dicho que en su familia no
son religiosos. ¿No cree en Dios?
Yo sí creo. No sé si se llama
Dios, pero creo mucho. Hay algo superior a nosotros. No sé cómo, ni por qué,
pero lo hay. Y creo también que tú puedes tener calidad, pero tienes que ser un
batallador, invertir el 100% de ti mismo para recoger el 100% de tus
posibilidades, si no lo haces no lo tendrás. Para dar batalla hay que ir con
todo.
Y saber rodearse de las personas
adecuadas.
Toda mi vida he tenido alrededor
de cinco o seis asesores de todo tipo. Casi todos están en la fundación. Cuando
dejé de ser entrenador e hice algunas cosas, me dijeron: “¡Ostras, ¿cómo puedes
hacerlo tú, si no has estudiado?”. De hecho, solo tengo un diploma: el de
natación. Hasta que piensas que ellos han estudiado un libro que está escrito,
y tú uno que no está escrito: la calle, el comercio, el deporte... la vida.
Aprender a actuar con cien mil personas contemplándote que te abuchean; ir a
vivir con tu familia a otro país y buscar casa, colegios; tener también que ser
el mejor cuando pita el árbitro... Tú tienes cosas por las que nadie ha pasado,
por lo tanto tienes capacidad. Quizás no tienes el conocimiento, pero eso se
puede adquirir. No es necesario saberlo todo sino ser consciente de lo que no
sabes. Si tú dices, “¡Hostia, no tengo ni puñetera idea de esto”, busca a
alguien, escucha a los demás. Aunque tengo mis propios pensamientos.
Usted tiene mucha autoridad. Y se
sale con la suya.
Sí, es que esas cosas son así.
Cuando iba a nacer nuestro tercer hijo, Danny y yo pensamos, ‘Bueno, estamos
aquí’, y aquí había dos nombres que nosotros no conocíamos: Nuria y Jordi. Y
resulta que fue niño, así que fue Jordi. Hicimos el registro en Holanda y al
venir aquí a inscribirlo me dicen: ‘No, no, Jordi no puede ser’. ‘¿Cómo que no
puede ser?’, repliqué. ‘Aquí se tiene que llamar Jorge’. ‘No, se llama Jordi, y
se escribe así...’. ‘Eso no podemos hacerlo’. ‘Si no quieres hacerlo no lo
hagas, es tu problema, no el mío, pero si escribes algo y yo lo tengo que
firmar, entonces lo escribes como yo quiero’, les dije. Al final lo hizo, y me
dijo: ‘Hago lo que quieres, ¿eh?’. No es que yo cambiara la ley, ni mucho
menos, pero sin saber nada de política lo conseguí.
A su llegada a Barcelona se
organizó un revuelo enorme, ¿qué recuerda de ese momento?
Sí, cuando vine aquí había
problemas políticos y deportivos: mi club, el Ajax, me había vendido ya, de
palabra, al Real Madrid. Pero como yo siempre he sido de “lo que ellos dicen no
lo hago” y tenía ya relaciones en Barcelona -a través de dos antiguos
entrenadores míos, Vic Buckingham y Rinus Michels-, me dije: "No voy para
Madrid, voy a Barcelona”. Y a partir de ahí se organizó un lío tremendo: con
los papeles, el transfer, la clasificación de Holanda para el Mundial...
El día que debuté fue una liberación; y ese mismo día había una serie de
catalanes que se habían reunido en secreto en una iglesia y habían acabado en
la cárcel, así que todo el mundo fue a verlos allí y no estuvieron en el campo.
¿Se refiere a la detención de la
comisión permanente de la Asamblea de Catalunya en la parroquia Maria
Mitjancera?
Sí, no sabía nada de nada de eso,
pero Armand Carabén, que era un buen amigo y presidente del Barça [fue quien
hizo las negociaciones para el fichaje], me contó que aquella gente estaba en
la cárcel y me pidió que firmara unas fotos. Yo las firmé sin saber nada de
política. Entonces me sorprendió la que se montó, porque no estaba acostumbrado
a estas cosas.
¿Sigue viendo los Barça-Madrid?
Sí, sí, pero no soy fanático
¿Y con el club, silencio?
¿Por eso devolvió la insignia de
presidente de honor?
Sí. Para mí la presidencia de
honor es una responsabilidad, y, si no hay diálogo ni respeto, es una
incoherencia e hipocresía seguir llevando esa distinción.
¿Qué es lo que más le molesta del
Barça?
¿Cataluña y España? Yo creo que
no entenderse es una estupidez. Cada uno puede usar al otro de una manera
positiva"
Que con el presupuesto que tienen
eliminan los deportes amateur del club, que es “más que un club”.
Siempre la excusa del dinero.
¿Cataluña tiene un problema?
Cataluña tiene el mismo problema
desde hace 40 años, le veo poca diferencia. Lo que falta en ambos sentidos es
el respeto a pensar diferente, a poder hacer las cosas diferentes y no solo
aprovecharse.
¿Comprende el sentimiento
independentista?
Bueno, sobre todo es un discurso
financiero, ahí está la base, y a partir de ahí cada vez es un pasito más.
¿No cree que es un asunto
político?
Creo que es una estupidez.
¿Separarse de España es una
estupidez?
No, lo que yo creo es que no
entenderse es una estupidez. Porque cada uno puede usar al otro de una manera
positiva.
¿Pero dentro de España?
De política no tengo ni idea,
pero si desde hace 40 años unos dicen que están mal tratados, hay que cambiar
el tratamiento.
¿Cree que el poder escucha?
No, en líneas generales, no. Solo
escucha cuando va mal, no escucha para mejorar las cosas. Yo soy tozudo y lo
sé.
De usted también dicen que es
arrogante, pesetero, seductor… ¿Cómo ha vivido todo esto?
A decir verdad, hay muchas cosas
que pasan de las que no me doy ni cuenta. Dicen que soy arrogante pero a menudo
me cruzo con gente pero no les veo. Estoy en mi mundo, pensando en otra cosa.
Puede que sea un escudo, una forma de defensa.
¿También con las mujeres?
Normal, llevo 45 años casado,
tengo 2 hijas.
Pero, ¿cómo ha llevado su
atractivo?
A todo el que es conocido le pasa
lo mismo, yo no me doy cuenta.
¿Ha tenido algún mito en el cine,
alguna actriz?
No, no pienso en esas cosas. Ni
elijo mi propia ropa. Quiero decir que son asuntos que no están en mi mundo.
¿De qué tiene miedo?
Bueno, yo tengo miedo a muchas
cosas. El miedo a la altura, ahora un poco menos, pero hace quizás 15 años o
más, a partir del segundo piso no podía acercarme al cristal. Nunca me verás en
el metro.
¿Tiene claustrofobia?
Sí. A ir a un TAC donde metes la
cabeza. No hago esas cosas. Los telesillas, por ejemplo, me superan; cierro los
ojos y estoy en otra cosa, en otro sitio, me engaño a mi mismo.
En cambio, le asocio con la idea
de la libertad.
Sí, casi todos en mi generación,
en Holanda, eran guerreros. Queríamos cambiar las cosas que no estaban bien,
que eran injustas.
Su sentido de la justicia…
Bueno, nosotros, por ejemplo,
jugamos el Mundial de 1974, y hacía justamente dos años que el fútbol era
profesional. Las empresas venían, había promociones… Y la Federación, en esa
época, negoció con Adidas. Querían que lleváramos su camiseta, y yo pedí mi
parte. Me la negaron diciendo que la camiseta era suya, y yo les dije que la
cabeza era mía. Entonces en todo el Mundial jugué con una camiseta diferente
del resto.
¿Se ha sentido expatriado en
España?
No, soy y siempre seré holandés.
Y vivo aquí muy a gusto.
¿Y qué tiene de holandés?
Bueno, Holanda ha sido un país
aventurero, estuvieron en Indonesia, Sudáfrica, Nueva York fue Nueva Amsterdam…
Han estado en todos los sitios y ese espíritu está dentro de nuestros genes.
Curiosidad, ambición, pragmatismo.
El contrato de Bale es una
exageración. Y mentalmente muy difícil de soportar para él. Espero que se
olvide del tema y juegue como ha jugado desde niño
¿Le disgustan los contratos
millonarios de los cracks?
Sí. El 98% de los deportes es más
pobre que un ratón; solo vemos el 2%, al Messi de turno y a todos estos que
están cobrando de manera desmesurada. Y esto no es justo. A mí me da igual lo
que cobren, pero el gran ingreso en el deporte viene de la publicidad. El
contrato de Tiger Woods con Nike es mil veces mayor de lo que pueda cobrar en
el campo, es otra dinámica, otra forma de verlo. Por lo tanto a esta gente no
le hace falta cobrar tanto dinero.
¿Cómo ve el fichaje de Bale?
Es una exageración. Y mentalmente
muy difícil de soportar para él. Espero que se olvide del tema y juegue como ha
jugado desde niño. Claro que tiene calidad, eso es indiscutible. Pero si juega
bien es que han acertado, y si juega mal, fuera. Todo un desbarajuste hacía la
persona.
¿Es muy desequilibrante?
En todos los sentidos. De un día
a otro pasas de superpobre a superrico ¿Cómo se puede llevar eso mentalmente?
Es dificilísimo. Cuando tienes el dinero todos están a tu lado, pero los que
dirigen, los presidentes de los clubes, los ejecutivos… nadie asume la
responsabilidad de protegerles para que se dediquen a jugar al fútbol. Una de
las excepciones es Rafa Nadal, este es un ejemplo como Dios manda, la familia
le está protegiendo en todos los sentidos.
¿Cuál es su opinión sobre el Rey?
Soy monárquico, aquí y en
Holanda. Son buena gente. Seguramente el Rey ha cometido estupideces, también
ha cambiado la sociedad y se acusan más. Pero cuando le dijo a Chavez aquello
de “¿por qué no te callas?”, eso solo lo puede hacer un Rey, alguien que está
por encima. Me cae bien.
¿Y Letizia?
Hace un papel perfecto, es como
Máxima en Holanda, la nueva generación.
¿Mourinho?
Debe ser un buen entrenador, pero
la manera en que se comporta no me gusta.
Usted dice no ser ni de derechas
ni de izquierdas.
Yo no soy de nadie.
Aunque tiene un acusado sentido
social.
La palabra social se puede
usar de varias maneras, y en este caso se trata de darle a gente lo que
necesita, y no pensar en beneficios. Yo puedo ser mucho más duro o mucho más
simpático que cualquiera. Hay que marcar la línea bien recta y, o se ayuda o
no. En esto también soy muy holandés.
miércoles, 9 de marzo de 2016
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Lomu, un ala que cambió el rugby
El fallecido jugador neozelandés aunó velocidad y fuerza, algo desconocido antes de él
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El legado del neozelandés Jonah Lomu, fallecido hoy a los 40 años como consecuencia de una larga enfermedad, va mucho más allá de ser la primera estrella mediática del rugby a nivel global. Su impacto se nota hoy en el juego y la espectacularidad de sus zancadas fue una de las razones para que el profesionalismo del rugby XV se asentara a partir de 1995. Hoy día no hay equipo ideal de la historia en el que 11 no lo lleve Lomu ni aficionado al rugby que no le nombre entre sus jugadores predilectos. Pero, ¿qué tenía este ala que no tuviera nadie antes?
En rugby siempre había habido gente rápida, gente fuerte y gente que pesara mucho, pero antes de Lomu nadie había combinado todo en uno. Jugaba de ala, en el extremo donde habitualmente jugaban los más flacos y rápidos. Él pesaba 120 kilos y no era un virtuoso con el oval en las manos, pero cuando recibía el balón era capaz de levantar a un estadio y de tumbar rivales con su rápida y potente zancada. “Este deporte es lo que es, en gran parte, gracias a él”, asegura el francés Emile Ntamack, que se midió frente a frente con a él en sus dos primeros partidos internacionales con la camiseta de Nueva Zelanda y que estableció una amistad con su rival; “era algo nunca visto, sobre todo por la velocidad que tenía. La gente recuerda el Mundial de Sudáfrica de 1995 por cuestiones políticas, pero se siguió hablando de rugby gracias a Lomu. Fue único y revolucionario”. Hoy día, el jugador de rugby tiende a ser lo que era Lomu, una mezcla perfecta de fuerza, potencia y velocidad.
El veterano francés es de los muchos que cree que si alguien se ha merecido un oro mundialista y no lo ha conseguido ese es Lomu, que vio truncada su carrera en 2003 por una enfermedad renal que le diagnosticaron en 1995 y que casi le deja paralítico. Pese a que volvió a jugar en 2005, no fue el mismo y se retiró del alto nivel definitivamente en 2007. Pese a solo acudir a dos citas mundialistas sigue ostentando el récord de ensayos en el torneo, aunque este año le ha igualado el sudafricano Bryan Habana, que ha necesitado tres Mundiales para marcar 15 tries.
Sus rivales y compañeros le recuerdan como una persona normal, cercana y humilde, que se transformaba en una apisonadora en el campo. “Era desmoralizador jugar contra él”, afirma su excompañero en los All Blacks Norm Maxwell; “cuando estaba en tu equipo el objetivo siempre era que el balón le llegara a Jonah para poder disfrutar de verle jugar y correr. Yo por suerte nunca tuve que placarle en un uno contra uno, pero era extremadamente difícil. Si ibas arriba salías rebotado, si ibas abajo te arrollaba”. “Además, si se te iba por el exterior estabas perdido. A otros alas los podías intentar empujar a la touch con Jonah era imposible. O tenías ayudas o se iba al ensayo directo, y a veces ni eso”, recuerda Ntamack.
Hoy día Nueva Zelanda sigue buscando un sucesor de Lomu, que en sus 73 partidos con los All Blacks anotó 215 puntos, pero, como decía un veterano aficionado neozelandés poco antes de que los de negro se alzaran con su tercer Mundial el pasado 31 de octubre, “no hay nadie como Lomu”.
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